miércoles, 25 de enero de 2017

Yoga y meditaciones anticristianas. MUY PELIGROSAS

El Yoga es anticristiano


El yoga no es ni un ejercicio físico, ni una ayuda para la meditación, es una disciplina espiritual muy perniciosa, contraria totalmente a las prácticas espirituales cristianas, como la oración, la adoración, meditación en al palabra de Dios, etc…
¿Qué es el Yoga? 
Este termino “Yoga” significa “unión”, porque el objetivo principal del Yoga es unir lo que se denomina en hinduismo el yo transitorio (temporal), “JIVA” con el (yo eterno) infinito “BRAHMAN”, que es como los hinduistas llaman a su dios supremo, que nada tiene que ver con el Dios de los cristianos, porque este “Brahman”, para los hinduistas es una sustancia que no tiene personalidad unido a la naturaleza y el cosmos al mismo tiempo. 
La practica espiritual del Yoga, no puede ser un ejercicio físico, ni de meditación, porque esa no es su finalidad, y da igual que una persona no crea en la finalidad del Yoga, su practica lleva a su fin.
El controvertido Pastor Dave Hunt en su libro “la seducción del cristianismo”, dice: “El Hatha Yoga, está ampliamente difundido en Europa y en América como método de relajación y como ejercicio no agotador, es uno de los seis sistemas reconocidos del Hinduismo ortodoxo, en su es origen religioso y místico, y es la forma más peligrosa de Yoga”. El yoga se ha expandido frenéticamente incluso en los colegios y guarderías, porque se ha presentado por psicólogos y médicos como una ciencia, cuando en realidad no lo es. Y se está ofertando bajo epígrafes como: “terapia de relajación”, “auto-hipnosis”, “visualización creativa”, “centering”, etc… Incluso es raro el GYM que no tenga este tipo de prácticas en sus programas de ejercicios.
La finalidad del Yoga
La finalidad del Yoga, es la de “unir la luz dentro de ti con la luz de Brahman”, en otras palabras, cuando se practica yoga, se está haciendo un ejercicio de unión con el dios de los hinduistas, para que su representante microcósmico “Jiva”, habite dentro de ti. Jiva significa “viviente” y esto ya nos pone a los cristianos conocedores de la palabra de Dios en sobre aviso, ya que la escritura habla en Isaías 6, Ezequiel 1 y Ezequiel 10, de los seres vivientes, una combinación de serafines y criaturas, que aunque son diferentes a los querubines, en esencia son casi lo mismo, seres vivientes, que es lo que era el mismísimo Satanás, un querubín (Ezequiel 28:14), que fue expulsado del cielo y que ahora deambula por la tierra (Apocalipsis 12:9-12), buscando formas sutiles de poder hacer habitar a sus demonios en el interior de las personas (Mateo 12:43-45), para convertir el cuerpo del ser humano en un templo santánico, imitando a Dios en su deseo de convertir al ser humano en templo del Espíritu Santo. (1Corintios. 6:19). Esta práctica tiene como finalidad ser puerta de entrada de los demonios al cuerpo del ser humano. Por eso se requiere dejar la mente en blanco y otro tipo de ejercicios espirituales que facilitan la ocupación espiritual y diabólica del cuerpo humano.
Sus ejercicios y posturas
Las posturas y ejercicios del yoga, no tienen nada que ver con ejercicios físicos o posturas de relajación muscular, son puramente posturas y ejercicios espirituales. Ya que las posturas y los ejercisios de respiración del Yoga, pertenecen a la tercera y cuarta vía del yogi Patanjali explicadas en el año 150 a.C.
  1. Autocontrol (yama)
  2. Práctica religiosa (niyama)
  3. Posturas (asana)
  4. Ejercicios de respiración (pranayama)
  5. Control de los sentidos (pratyahara)
  6. Concentración (dharana)
  7. Contemplación profunda (dhyana)
  8. Iluminación (samadhi).
Por eso los promotores del Yoga afirman que la espiritualidad del yoga y la práctica del mismo, son inseparables. De hecho los cristianos de la India rechazan por lo tanto en la forma más categórica una combinación del Yoga con el cristianismo.
En conclusión, un cristiano no debe practicar Yoga, por las razones expuestas y porque en Cristo se encuentra todo lo que necesitas espiritual y físicamente, pídele a el y el te dará.
P. Ángel Manuel Hernánd


15 Razones del por que el yoga es sumamente peligroso
Yoga y cristianismo son esencialmente incompatibles. No diga ahora… que no sabía.


Por: Jaime Duarte Mtz. | Fuente: Yo influyo


Es peligroso porque…
1. Disciplina o práctica milenaria, mística-espiritual hindú (1,800 a.C.). Sus posiciones y ejercicios son inseparables de su cosmovisión; “no hay hinduismo sin yoga, y no hay yoga sin hinduismo”.

2. Fueron Christopher Isherwood y la Sociedad Teosófica quienes trajeron a Occidente el budismo zen y el yoga del Oriente. No se conocían antes estas creencias ni en Estados Unidos ni en Europa. Los gobiernos estadounidense y británico impulsaron sus planteamientos. La Sociedad Teosófica fue dirigida por masones y ocultistas (Helena P. Blavatsky, Annie Besant, Alice Bailey).(1)

3. En cualquiera de sus formas, la finalidad del yoga no es únicamente la relajación, la correcta respiración ni el bienestar o control físico, sino la “iluminación”. Es una “vía de perfección” (de ocho pasos) a través del control de los “elementos físicos y psíquicos” de la persona que pretende el “nirvana” (extinción del sufrimiento) para alcanzar la “iluminación” (apertura del “tercer ojo”) y la “unión con Dios”.

Dicen los yoguis hindúes que los primeros cinco pasos (disciplina moral, purificación corporal y espiritual, posturas gimnásticas-corporales, control respiratorio y desconexión sensorial) son la preparación para alcanzar los grados más altos del “yoga regio” o “raja yoga”.(2)

4. La “Iluminación” se lograría despertando a Shiva (deidad hindú) en forma de serpiente (kundalini), que se dice mora al final de la espina dorsal, o bien, en los genitales, con objeto de que ascienda desde ese punto por la columna vertebral y vaya “activando” uno a uno los seis o siete chakras (supuestos centros de energía ubicados a lo largo la espina dorsal), y así se una a su esposa Parvati (diosa “energía”) que le espera en la cabeza.

El enlace Shiva-Parvati abriría el “tercer ojo” a nivel psíquico y… ¿físico? Esta es la meta del “yoga kundalini” y de la “meditación dinámica”.(3)

5. Instructores y difusores de esta disciplina como Ana Paula Domínguez (Directora del Instituto Mexicano del Yoga) confirman que, en efecto, las diferentes posiciones de ese método encarnaban al dios Shiva, a quien solían adorar mediante un símbolo fálico llamado linga, y que “el objetivo era obtener la liberación al fundirse con aquella poderosa deidad”.(4)

6. La apertura del “tercer ojo” ha sido motivo de interés de los yoguis, swamis y “maestros” orientales, como también de los ocultistas occidentales, pues afirman que con ello se tiene acceso al conocimiento de todo cuanto existe, de toda la realidad, aún de la sobrenatural (por ejemplo, sobre el futuro).

Por ello, personalidades como el fundador del satanismo, Aleister Crowley (“el satanista más depravado de todos los tiempos”), y Jon Klimo (el “médium” más famoso de la historia), practicaban y recomendaban ampliamente el yoga.(5)

7. Asociaciones como la Masonería (excomulgada por la Iglesia Católica) promueven dicha práctica oriental. En el ritual llamado “Paladión”, el segundo paso (de cinco en total) consiste en la “iluminación” o apertura del “tercer ojo”.

Willian Shnoebelen (ex satanista y ex masón), quien practicó el ritual, afirma que ese ojo (“el Ojo que todo lo ve”) “es el punto de contacto entre los humanos y la conciencia de Lucifer”, y se comienza a “pensar como él piensa y a ver con sus ojos... No es una buena experiencia”.(6)

8. Gopi Krishna, ex yogui de Cachemira quien introdujo la teoría del “Kundalini” (“energía vital” y “serpiente”), estuvo a punto de caer en locura completa en 1937, mientras meditaba sobre su “chakra” superior (o “tercer ojo”).

Dijo: “De aquí en adelante, durante largo tiempo, tuve que vivir pendiente de un hilo, debatiéndome entre la vida y la muerte, entre la salud y la enfermedad. (…) He pasado por casi todas las etapas de (...) tipos de mente: mediúmnica, psicótica y otros; durante un tiempo estuve alternando entre la cordura y la locura”.(7)

9. El Swami Prabhavananda advierte sobre los peligrosos efectos físicos que pueden resultar de los ejercicios de respiración yoga: “A menos que se hagan correctamente, hay una buena posibilidad de dañar el cerebro. Y las personas que practican este tipo de respiración sin una supervisión adecuada, pueden sufrir una enfermedad que ninguna ciencia o médico conocidos pueden curar”.

Los ejercicios respiratorios tienen como finalidad, en la religión hindú, aspirar el prana = la esencia del éter, el Atman-Brâhman, lo divino, la “fuerza vital” (“la energía”). Asimismo, el yogui Shakta Kaur Khalsa afirma:

“El mito de que el kundalini es peligroso sólo sería posible mediante una muy mala práctica... la técnica y preparación adecuadas son el aislante necesario para el flujo correcto de la energía kundalini”.(8)

10. Ana Paula Domínguez y Marco Antonio Karam (Director de Casa Tíbet México), reconocieron juntos en el programa radiofónico “¿Qué tal Fernanda?”, en 2004, que el yoga puede presentar un riesgo para quienes lo practican, debido, en parte, a que en México existen numerosos institutos o escuelas no autorizados para enseñarlo.

11. El Presbítero Manuel Guerra, un importante investigador de las sectas, afirma que es un riesgo “suprimir la conciencia”, pues según el segundo principio del “sutra” (discurso de Buda), “el yoga consiste en impedir que la conciencia/pensamiento tome formas diversas”, o sea, en la “cesación de la actividad mental”.(9)

12. El Presbítero Alfonso Uribe Jaramillo considera: “El yoga puede ser instrumento válido para el hindú que busca con sinceridad la salvación y no ha conocido la verdad revelada por el Verbo de Dios. Pero para el cristiano, es un camino erizado de peligros y, a la larga, si no lo aparta de Jesucristo, lo llevará a una gran confusión, pero no a la verdadera perfección cristiana”.(10)

13. El Cardenal Norberto Rivera Carrera señala: “El yoga es, en su esencia, un ejercicio espiritual y corporal nacido de la espiritualidad hindú. Las posturas y ejercicios, aunque se presentan como un simple método, son inseparables de su sentido propio en el contexto del hinduismo. El yoga es una introducción a una tradición religiosa muy ajena al cristianismo. La palabra ‘yoga’ significa ‘unión’. Habría que preguntarnos: ¿unión con qué?”.(11)

14. El Consejo Pontificio para la Cultura y el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso del Vaticano, ubican al yoga como parte de las muchas prácticas de la New Age, al tiempo de cuestionarla como forma de “iluminación”.(12)

15. Existen ya testimonios de posesiones demoniacas, parciales o totales, en personas que practicaron el yoga. Los mismos ocultistas y médiums ya mencionados, nos confirman lo anterior, pues usaban su cuerpo con esta técnica para entrar en contacto con los “muertos” (espíritus malignos).

Por lo tanto, el Yoga es una forma actual de idolatría, esoterismo, neopaganismo, ocultismo, adivinación, comunicación “mediúmnica”, y posesión diabólica. Así, yoga y cristianismo son esencialmente incompatibles. ¡No diga ahora… que no sabía!

* Fuente: www.nuevaeravsbuenanueva.blogspot.com
* Fuente: José Lesta y Miguel Pedrero. Claves Ocultas del Poder Mundial. Ed. Edaf, Madrid, 2005.
* Fuente: Manuel Guerra Gómez. Las sectas y su invasión del mundo hispano: una guía. EUNSA, Navarra, 2003, p. 491 y 992.
* Fuente: Fernando D. Saraví. Invasión desde Oriente: Los peligros de las nuevas filosofías hinduistas. Clie, Barcelona, 1995, p. 185-186. Mitch Pacwa. Los católicos y la nueva era. Florida Center for Peace, Miami, Florida, 1992, p. 256. La Biblia nos dice en Mateo 4, 10: “Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, sólo a Él darás culto”.
* Fuente: Milenio Diario, 12 julio 2002.
* Fuente: Jaime Duarte Martínez. Nueva Era vs. Buena Nueva. México, 2007, p. 64 y 329.
* Fuente: William Shnoebelen. La Masonería más allá de la luz. Chick Publications, California, 1997, p. 197.
* Fuente: Abraham Dastferrez. Nueva Era. Ed. Clie, Barcelona, 2000, p. 235.
* Fuente: Michel Gleghorn. “El yoga y el cristianismo: ¿son compatibles?”, en: http://www.ministeriosprobe.org/docs/yoga-esp.html#text19; y Shakta Kaur Khalsa. Kundalini Yoga. Ed. Alamah, 2001, p. 10.
* Fuente: Manuel Guerra Gómez. Las sectas y su invasión del mundo hispano: una guía. EUNSA, Navarra, 2003, p. 992.
* Fuente: Alfonso Uribe Jaramillo. Ángeles y demonios. Lumen, Argentina, 1995, p. 205.
* Fuente: Norberto Rivera Carrera. 18 preguntas sobre la Nueva Era. México, 1996, pregunta 16.
* Fuente: www.vatican.va

Peligro: La Meditación es mala [Experiencia Propia]

Peligro: La Meditación es mala [Experiencia Propia]


ACLARAR QUE EN EL POST ME REFIERO A LA MEDITACIÓN TRASCENDENTAL BUDISTA ENFOCADA AL NEW AGE, NO A LA ACCIÓN DE PENSAR. POR LAS DUDAS...



Este es un post sencillo en el que vengo a hablarles de una experiencia personal, contrastada, por lo que poseo autoridad para opinar sobre el tema de una manera objetiva. Lo digo para que nadie me acuse de ser un mentiroso o un desinformador, palabra que está muy de moda con todas estas sectas New Age.

Empezaré haciendo una introducción a estas sectas que están surgiendo últimamente, sí, son sectas, porque yo estuve en una que casi me destroza la vida y se lo que son. No es mas que un conjunto de fantasías delirantes, es como la nueva religión. La gente necesita apoyarse en alguna creencia o Dios, y como las religión católica y e cristianismo en general ya están muy anticuados según ellos con respecto a la visión que tenemos del mundo, ha surgido esta nueva secta que une cosas de varias de las religiones para poder captar el mayor número de adeptos posibles. Es una religión hecha a tu gusto; hay tantas cosas en las que debes creer, que siempre estarás de acuerdo con alguna parte.

Se que la sociedad actual es dura, sobre todo por el capitalismo, que nos sume en desgracias y miedos. No quiero con esto hacer referencia a ninguna ideología política. La gente necesita aislarse en un mundo de fantasía, y las fantasías que ofrece el New Age son muy ''bonitas'' y ''agradables''. Pero realmente, todo esto es perjudicial para la persona, que se convierte en una ignorante, que rechaza la ciencia y a Dios, y lo más grave, es que el New Age hace que te rechaces a ti mismo y a los demás. Te dice que tu mente es mala, que tu cuerpo es malo y que los demás son malos porque no están en el mismo ''nivel de conciencia'' que tú. En resumen, si crees en las cosas que dicen estas sectas New Age, terminarás, y lo digo por experiencia, siendo un autómata de tu vida, ya que no tendrás capacidad ni para decidir, perderás a tus amigos, te alejarás de tu familia y te introducirás en un mundo de fantasía y pondrás en peligro tu alma. Cuando tengas que salir de ese mundo falso que te has creado, la caída será muy dura a la realidad. Todo esto lo cuento por experiencia.
New age


Bien. Vengo a hablar en concreto de la meditación, que es lo que más me perjudicó, más que creer en todas esas fantasías. Las sectas New Age nos hablan de que tenemos que salir de este mundo, ascendiendo en el nivel de conciencia, hay que buscar un estado mental superior, que nos lleve a otra dimensión, bla bla bla, y demás tonterías. Se que creer en esto es muy atractivo, pero como ustedes, si son adultos, ya se habrán dado cuenta, la vida decepciona, y las expectativas que tenemos de las cosas no se corresponden para nada con la realidad. La realidad es más dura, fría, etc. Estas personas que creen en el new age, lo que demuestra es que son personas débiles, que no son capaces de enfrentarse a la realidad, y que se tienen que aislar. Yo os animo a enfrentarla, a embestirla, porque es la única solución, y luego no se hace tan duro como en un principio parecía.

Bueno, estas sectas, dicen que la principal manera de aumentar nuestra frecuencia o nivel de conciencia es meditando. Mucho cuidado con la meditación, no es un juego, y los que dirigen estas sectas aprovechan la meditación para trastornar a las personas y controlarlas como quieren, ¿cómo lo hacen? A continuación lo explico, ya que he obtenido muchos conocimientos ''gracias'' a tener que ''reparar'' mi mente después de que hubiese meditado mucho. Las sectas New Age hablan de expandir la conciencia con la meditación, y es cierto que hace que se expanda, pero la expansión de la conciencia es mala. La meditación realmente no consiste en eso, sino en todo lo contrario, en ser muy consciente en una cosa, no en ser consciente de muchas cosas, porque expandir la conciencia significa eso, ser consciente de muchas cosas a la vez. Esta expansión es perjudicial para la mente, ya que no es natural, y lo que hace es saturar tu sistema nervioso. Si tu sistema nervioso está acostumbrado a recibir una cantidad de estímulos, si expandes tu conciencia, fuerzas al sistema nervioso a captar muchos más estímulos de los que puede soportar. Esto genera dolores de cabeza, dificultad para pensar y razonar, ansiedad y tensión muscular. Tus sentidos quedan aturdidos, y tu capacidad mental también. Dejas de sentir, pierdes tus emociones y tus capacidades afectivas, pierdes tu imaginación, pierdes memoria, pierdes empatía, pierdes todo lo que tenga que ver con la mente. ¿Por qué?, porque a tu cerebro llegan tantos estímulos que le es imposible administrarlos y generar las sensaciones y emociones que produciría en un estado normal. Esto se llama estado alterado de la conciencia. Es por esto por lo que la meditación, y expandir la conciencia es algo antinatural que no te va a llevar a ninguna otra dimensión, sino que va a forzar y trastornar tu sistema nervioso, con todos los síntomas que he descrito anteriormente y todos los que ustedes puedan relacionar con las funciones de la mente y el sistema nervioso.

Y el zen, ¿qué es?
Según una tradición oriental, un discípulo entregó a Siddharta Gautama (nombre propio de Buda = el iluminado) una flor y le pidió que le explicara el misterio de su doctrina. El maestro tomó la flor, la contempló en silencio durante un largo rato, y, sin palabras, con un gesto indicó al discípulo, un tanto extrañado, que se retirara. Al parecer, de esta anécdota se deriva el zen. El discípulo aprendió y trató de vivir la lección: el misterio no se alcanza con palabras ni con razonamientos, si no sólo mediante la contemplación.

El zen, considerado por muchos como la cima del budismo, es todavía en nuestro tiempo la norma única de vida de varios millones de bonzos y de sus discípulos en Japón. La palabra zen, forma abreviada del japonés zazen, significa encontrarse, meditar, sentado.
Los recursos psicotécnicos del zen pueden reducirse a:

1) ciertas posturas (por ejemplo, la del loto, con el pie derecho sobre el muslo izquierdo y el pie izquierdo sobre el muslo derecho, las rodillas pegadas al suelo, el tronco y la cabeza erguidos, etc.);

2) un método y ritmo respiratorio distinto del empleado en el yoga;

3) un ejercicio de concentración, llamado koan, consistente en una palabra o sentencia (a veces ininteligible, de ordinario enigmática, sin sentido) repetida interiormente, masticada, una y otra vez (por ejemplo, la palabra mu, la frase la luz tiene reverso);

4) el abandono de toda idea, imagen, recuerdo y representación sensible.

Todo va encaminado a producir el vacío interior. Sólo así se evitan las interferencias perturbadoras de la armonía con lo profundo del yo y del cosmos. De este modo puede llegarse a una -visión intuitiva interior- en el momento más imprevisto, aunque siempre tras un largo periodo de ejercicios (varios días, y ordinariamente meses y años). Suele ir precedida de temblores, lágrimas o risas aparentemente injustificadas e incontrolables.
En contra de lo escrito a veces en libros de divulgación en Occidente, una sola experiencia de la iluminación no basta ni es totalmente eficaz. Es preciso seguir practicando sin desmayo durante el resto de la vida los ejercicios psicotécnicos de concentración.

O sea, que se reduce a una serie de recursos gimnásticos y psicotécnicos...
No; son mucho más que eso, que es lo primeramente se ofrece al hombre occidental, cristiano o no.
Quien practique el yoga o el zen, de ordinario se ve progresivamente introducido en su trasfondo ideológico, hinduista, o budista.

Hablemos del hinduismo...

El hinduismo, básica y originariamente, es politeísta. Admite la existencia de 33 millones de dioses y diosas, que algunos multiplican por diez. Pero muy pronto este politeísmo se compaginó con el monismo panteísta o creencia en Brahmán (en sánscrito, palabra de género neutro), es decir, lo Uno, lo Todo, lo Absoluto.

A fin de evitar posibles confusiones, conviene recordar que tanto el monismo como el monoteísmo admiten la unicidad del principio de todas las cosas. Pero, de hecho, se distinguen; más aún: se contraponen.

El monoteísmo reconoce la realidad personal del único Ser supremo, causa de todos los seres, radicalmente transcendente a ellos y fin último suyo.

El monismo, en cambio, profesa que la multiplicidad de lo existente (dioses, hombres, animales, cosas y el universo entero) proviene de lo Uno Todo, no por creación, sino por emanación, como la tela de araña o los rayos caloríficos del sol.

Emana de lo Uno Todo en una especie de evolucionismo regresivo (de lo más perfecto a lo más imperfecto, de la luz a las tinieblas) y a lo Uno todo retorna con la periodicidad de los ciclos cósmicos de 4.320.000 años cada ciclo. Es por tanto un panteísmo.


El monoteísmo es religioso, espiritual.

El panteísmo, en el fondo, no se diferencia del materialismo, pues niega la substantividad del universo frente a lo Absoluto.
El panteísmo es una de las características más acentuadas del hinduismo.

¿Y el budismo?

El budismo ha sido y es considerado como ateo en primer lugar por los hindúes, aunque no lo sea del todo. Buda permanecía en silencio cuando se le preguntaba acerca de la divinidad.

El budismo no cree en la divinidad en cuanto causa eficiente o hacedora y conservadora de las cosas, e influyente tanto en el mundo como en la vida y destino de los hombres.

En cierto sentido admite la divinidad, pero sólo en cuanto causa final o imán de todas las aspiraciones humanas; es el nirvana, especie de cielo sin Dios ni ángeles.
Coherente con esta concepción, el budismo proclama el pancosmismo o el Universo-Todo, que viene a ser como la secularización, la desacralización radical del panteísmo hindú. De suyo, es una consecuencia y reflejo del ateísmo budista.

Como el hinduismo, del cual se desgajó, el budismo admite los ciclos cósmicos y el evolucionismo regresivo a la hora de explicar el origen de las cosas y del hombre, pero sin la intervención de lo Uno Todo impersonal (Brahman hindú) ni de divinidad alguna.

El cosmos o universo es eterno y eternamente sometido a una especie de explosiones cósmicas de luminosidad decreciente hasta que se llegue a la obscuridad universal, seguida de otra explosión que inicia un nuevo ciclo en todo idéntico al anterior.

Y lo que llaman "transmigración de las almas", ¿qué es?

La transmigración de las almas es una creencia común al hinduismo así como a las dos ramas, desgajadas del mismo: el budismo y el jinismo.

El hinduismo admite la existencia del alma; el budismo la niega. En su lugar, los budistas creen en algo intrínseco a todos los seres que sienten, subsistente a pesar de las mutaciones de lo apariencial en cada ser. Es lo que en el zen se denomina ordinariamente naturaleza búdica o de Buda, y también naturaleza esencial, naturaleza verdadera, el yo verdadero.

Tanto el alma del hinduismo como la naturaleza búdica o el yo verdadero del zen pueden reencarnarse no sólo en otro hombre de rango (casta, en el hinduismo) superior o inferior, sino también en un animal e incluso en un árbol o planta. Esa reencarnación se efectúa de acuerdo con el grado de mérito o demérito acumulado en las existencias anteriores.

Cuando el alma o la naturaleza búdica consiguen purificarse del todo, se diluyen en el Uno Todo (Brahmán) como el agua de los ríos en la del mar (aspiración del yoga hindú) o pasa al nirvana (aniquilamiento del deseo de lo sensorial), que es la aspiración del yoga y del zen budista. Pero, para alcanzar esta meta, se requiere un número incalculable de años, el equivalente -según los budistas- a la unidad seguida de 2.103 ceros.

Por tanto, ni en el hinduismo ni en el budismo hay inmortalidad o subsistencia del alma personal después de la muerte ni, menos aún, resurrección de los muertos.

¿Cúal sería la nota más definitoria de estas creencias?

Una nota definitoria del yoga, del zen y de la meditación transcendental es el irracionalismo o predominio de lo emocional sobre lo intelectual; es el ansia y búsqueda, con frecuencia desenfrenadas, del sentimiento, del sentir algo en las prácticas religiosas.

No obstante, lo específico del hombre es guiarse por la luz de la razón y, si se es cristiano, por la razón iluminada por la Revelación, por la fe, que es asentimiento; no necesariamente sentimiento.

El zen es una vivencia personal, inmediata e indecible; algo esencialmente subjetivo, ilógico e irracional. Propiamente no es una filosofía ni una religión. No enseña nada por vía de análisis intelectual, ni exige la aceptación de algo por medio de fe.

Tampoco contiene verdades inmutables, obligatorias para sus adeptos. Priva de valor a los libros sagrados y a su interpretación. La vivencia personal -en su raíz psicológica- está por encima de cualquier autoridad y explicación. El subjetivismo, el irracionalismo y el talante desacralizador del zen sintonizan, en gran medida, con tres características del hombre occidental moderno. Esta afinidad ayuda a explicar su irrupción en Occidente.

El yoga cae también en el subjetivismo, en el encerramiento del hombre en sí mismo, y a veces en el afán de vivencia apasionada de la entrega a la divinidad, de inmersión en lo Uno Todo. No obstante, de ordinario y al menos aparentemente, predomina el talante rigorista.

Los practicantes del yoga, sobre todo dentro del hinduismo, desprecian el cuerpo, lo material, lo sensorial, y se esfuerzan por romper ese encadenamiento. De ahí que su norma de conducta sea generalmente el más absoluto rigorismo ascético, purificatorio, excepto en la bhakti-yoga. En ésta la explosión de los sentimientos ha precipitado a no pocos en las prácticas eróticas más disolutas, con la particularidad de que la unión y manifestaciones sexuales son consideradas como símbolo de la donación total y de la unión con la divinidad.
La meditación trascendental, aunque se denomine meditación, no lo es en el sentido que este término tiene en Occidente. Precisamente su apelativo trascendental alude a que trasciende el plano meramente intelectual e incluso el consciente.

La meditación trascendental repercute de modo directo en las profundidades del individuo. No es una reflexión especulativa o filosófica ni simplemente discursiva sobre, una idea, un tema o una realidad. Tampoco se trata de una práctica específicamente religiosa ni de una forma de oración (la hecha predominantemente con la mente o los pensamientos).

Se caracteriza por la ausencia deliberada de todo esfuerzo en los ejercicios de interiorización; el gozo y la calma brotan por sí mismos en el interior de las personas. La llave que abre ese manantial no son las ideas ni el sentimiento, sino sólo el sonido de unas palabras (mantras) repetidas lentamente una y otra vez. A cada persona corresponde un mantra específico, exclusivo, suyo, que -si acierta con él- lo pone en armonía consigo mismo, con cada cosa y persona de su entorno, con el universo entero

Quien se inicia en estas escuelas corre el peligro de recibir primero las lecciones y prácticas relativas a los recursos psicotécnicos. Esa puede ser su intención, con el deseo de no pasar de ahí. Pero con frecuencia, en la mente del gurú o iniciador, lo psicotécnico no es sino una especie de anzuelo.

Una vez aceptado, el iniciador trata de sacar del recinto cristiano a quien se inicia; es más frecuente que pretenda habituarlo -ordinariamente con cierto forcejeo- a las doctrinas hinduistas o búdicas, precipitándolo en el sincretismo y en el relativismo disolventes de lo específicamente cristiano.

De hecho, el guru Maharaji suele tardar unos dos años en hablar de la reencarnación de las almas a los asiduos a sus lecciones; llega incluso a presentarse como un avatara (descenso, reencarnación) de Jesucristo, así como una mujer residente en Estados Unidos dice serlo de la Virgen María.

Precisamente el panteísmo y el pancosmismo (que pueden ser presentados de modo capcioso para los cristianos sin formación teológica), la negación de la inmortalidad del alma e incluso de su existencia (zen) así como la negación de la resurrección, y la reencarnación de las almas, fácilmente reconocible por cualquiera, pueden servir de hitos orientadores a la hora de discernir cuándo se pasa de la praxis psicotécnica a la teoría o creencias hindúes o búdico-zenistas.

Frente al monismo panteísta hindú y el pancosmismo budista, el cristianismo profesa el monoteísmo.

Recuerda el Concilio Vaticano II que la Iglesia
cree y confiesa que hay un solo Dios verdadero y vivo, Creador y Señor del cielo y de la tierra, omnipotente, eterno, inmenso, incomprensible, infinito en su entendimiento y voluntad y en toda perfección; el cual, siendo una sola substancia espiritual, singular, absolutamente simple, e inconmutable, debe ser predicado como distinto del mundo real y esencialmente, felicísimo en Sí y de Sí, e inefablemente excelso por encima de todo lo que fuera de El mismo existe o puede ser concebido (Conc. Vaticano I, Dz 1782).

Lo especifico del cristianismo en cuanto a la creencia en la divinidad no es el monoteísmo, presente también en el judaísmo, en el islamismo y en tantas religiones de los pueblos llamados primitivos (o, mejor, sin escritura), sino el monoteísmo trinitario. La Santísima Trinidad está constituida por las relaciones personales, divinas, ad intra; es la vida íntima de Dios.

Por eso, a diferencia de Dios en cuanto Uno (cognoscible también por medio de la razón a través de sus obras ad extra: el universo, el hombre con sus aspiraciones), Dios en cuanto Trino sólo puede ser conocido mediante la Revelación del mismo Dios (Mt 11, 17; Lc 10, 22). De hecho, conocemos la Trinidad de personas divinas porque quiso comunicárnoslo Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre.

El cristianismo se caracteriza por ser una religión en la que la iniciativa es divina; no es una búsqueda de Dios por parte del hombre, como en el caso del yoga hindú, ni mucho menos una identificación del ser propio con el ser cósmico, del yo con el universo, como en el zen; antes que nada en el cristianismo hay un descenso de Dios hasta nosotros: Es Dios quien se manifiesta, se descubre, se revela, quien busca a los hombres, para infundir en ellos su misma vida.

Un punto de partida de la fe cristiana es la aceptación, la recepción llena de fe (obediencia de la fe) de aquello que Dios ha dado: sólo después, una vez recibido y aceptado libremente el don de Dios, surge la necesidad de una respuesta por parte de la criatura. La religión cristiana es, pues, una irrupción de Dios en la vida del hombre.

En la contemplación cristiana, la unión con el Padre de los cielos no tiene parangón posible con el zen. Y es que la contemplación cristiana no se agita en el mundo interior cerrado del yo, sino que se abre a Dios, Padre nuestro y centro de nuestra vida. La vida del cristiano en cuanto tal se apoya en el soporte objetivo de la gracia y de la filiación divina: en su participación de la naturaleza divina y en su condición de hijo -con frecuencia pródigo- de Dios, conformado con Cristo, Unigénito del Padre.

El cristiano no participa de la esencia divina por naturaleza, sino por la gracia santificante. La vida y mística cristianas son esencialmente vida y mística de fe y gracia. De ahí que la práctica ascético-mistica quede en segundo plano, pues a Dios no se llega a base de esfuerzos, de concentración, de recursos psicotécnicos, como la iluminación búdica y zenista.

Aunque no prescinda del esfuerzo, el cristiano sabe que más que elevarse él hasta Dios, es Dios quien se adelanta, se le manifiesta y se comunica con él. El hombre sabe que solo podrá ascender al plano sobrenatural, divino, correspondiendo a la acción de Dios, que, desde arriba y desde dentro de él mismo, lo toma y eleva.

La filiación divina, realidad objetiva, se convierte en el plano subjetivo, personal, en la contemplación y amor filial a nuestro Padre Dios, que serán definitivos y totalmente beatificantes en el más allá de la muerte (para el alma de cada bienaventurado antes de la Parusía o venida gloriosa del Señor, y, después de ella, también para el cuerpo resucitado). Se salva o condena cada persona, no un alma o un yo profundo vivificadores de un sinnúmero de cuerpos a lo largo de sucesivas reencarnaciones.

San Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, resume la tarea y destino puesto por Dios a sus elegidos: ser conformes a la imagen de su Hijo (Rom 8, 29). Esta con-formación se realizará incluso en cuanto al cuerpo. Pues en la Parusía Cristo transfigurará nuesto cuerpo conformado a su cuerpo y gloria. (Phil 3, 20), o glorioso, resucitado.


Jesucristo no solo es nuestro modelo (al estilo de Buda para los budistas), ni se limita a influir en nosotros desde fuera (al estilo de Krisna para los hinduistas), sino que, además, el cristiano ha de unirse e identificarse con Cristo; ha de llegar a ser alter Christus, ipse Christus.

Refiriéndose a la exclamación de Santa Teresa de Jesús: apartarse de Cristo..., no lo puedo sufrir, el Papa Juan Pablo II afirmaba: Este grito vale también en nuestros días contra algunas técnicas de oración que no se inspiran en el Evangelio y que prácticamente tienden a prescindir de Cristo, en favor de un vacío mental que dentro del cristianismo no tiene sentido. Toda. técnica de oración es válida en cuanto se inspira en Cristo y conduce a Cristo, el camino, la verdad y la vida (cfr. Io 14, 6); (Juan Pablo II, Homilía, Avila 1-XI-82). 

El Papa califica como “muy peligroso” que se enseñe meditación trascendental y yoga en las iglesias católicas o comunidades religiosas

En una entrevista publicada por Planeta en el libro "Nadar contra corriente", el entonces cardenal Ratzinger calificaba como "muy peligroso" que se enseñe meditación trascendental y yoga en las iglesias católicas y comunidades religiosas. "El riesgo es que el yoga pueda transformarse en un método autónomo de 'redención', desprovisto de un verdadero encuentro entre Dios y el hombre", afirmaba.
La entrevista, que fue publicada por la revista "30Giorni" en 1999, aborda temas como la magia, el espiritismo, el yoga y las fuerzas ocultas. El Papa declaró entonces: "Es verdad que también en la oración y en la meditación cristiana la posición del cuerpo tiene su importancia y significa una conducta interior que se expresa en la liturgia. Pero en el yoga los movimientos del cuerpo tienen una implicación diferente con respecto a la relación con Dios, que no es la de la liturgia cristiana. Hay que tener la máxima prudencia, ya que detrás de estos elementos corporales se esconde una concepción del ser como tal, de la relación entre cuerpo y alma, entre hombre, mundo y Dios".
El entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe señalaba también que "el mantra es una oración que no está dirigida a Dios, sino a otras divinidades que son ídolos".
Sobre la meditación trascendental, el Papa dijo que es una traición con respecto a la fe cristiana, "porque el Dios Trascendente, la persona que me ha llamado y que me ama, viene deformado en una dimensión trascendental del ser". Y añadía: "El camino de la meditación trascendental tiene la capacidad de introducirte dentro de tu identidad, algo exactamente opuesto a la visión cristiana, que reconoce una unión de entidades. Cristo se ha identificado con nosotros y así nos introduce en su Cuerpo, pero es una identificación diferente, obrada en el amor, en la cual permanece siempre una identidad personal distinta; mientras que la meditación trascendental comporta sumergirse, dejarse 'deshacer' en la identidad del ser supremo".
El precio de estas prácticas es, según el Santo Padre, "perder la fe, la perversión de la relación hombre-Dios y una profunda desorientación del ser humano".
El libro de Planeta, que acaba de ser publicado, incluye entrevistas a Benedicto XVI –la mayor parte realizadas antes de ser elegido Papa – publicadas en medios como "La Reppublica", "Le Figaro" o "Frankfurter Allgemeine Zeitung", muchas de ellas inéditas en castellano. El Papa responde sobre temas como el terrorismo islamista, la moral sexual, los nuevos movimientos católicos, China, Europa, los jóvenes, los problemas de la Iglesia o las relaciones entre el catolicismo y el islam o el mundo judío.

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